Norberto Traub Gainsborg
CONSIDERANDO
Que a propuesta de una inquietud planteada por el Instituto de Investigaciones Histórico Aeronáuticas de Chile, hacia el establecimiento de algunas fechas de reconocimiento oficial y popular en nuestro calendario, estos Honorables Senadores de la República han querido reparar sobre el mismo,
Que el mundo de la aviación nacional, dejó de ser terreno exclusivamente masculino desde que el 26 de julio de 1930, una joven santiaguina llamada Graciela Cooper Godoy, rindiera impecablemente su “primer vuelo sola”, y que luego tras descender a tierra, fuera recibida por una comisión del Club Aéreo de Chile, la que junto a un aplauso cerrado, le concedió la primera Licencia de Piloto destinada a una mujer,
Que la mujer chilena, sólo había volado anteriormente como acompañante o pasajero casual, pero nunca como piloto de aeronave, debido principalmente al tema de la oportunidad económica y social,
Que tras la fundación del entonces Club Aéreo de Chile, realizada el 5 de mayo de 1928, fue su director, el propio Comodoro Arturo Merino Benítez, quien promovió y estableció el ingreso de mujeres interesadas por volar a esa entidad, las que serían admitidas como “becarias”,
Que en esos días, gracias a este cambio de mentalidad y oportunidades presentes, fueron las jóvenes Graciela Cooper Godoy y Clemencia Echeverría P. Esta última sin embargo, por motivos familiares abandonó tempranamente su curso. Mientras tanto que Graciela “Chela” Cooper, aprovechó esta oportunidad, efectuando como se indicó anteriormente, su “primer vuelo sola”,
Que si bien las actividades familiares de Chela Cooper, no le permitieron destacarse mayormente como piloto en el tiempo, es mérito de su audacia el haber marcado el rumbo a otras destacadas aviadoras que le siguieron en esta senda, como lo fueron Viola Blackburn, Margot Duhalde Sotomayor, Olga Reyes, María González, Brenda Duncan, Dora Domínguez de Picó, Ada Zerbi de Goycolea, Elisabeth Comber, Silvia Campos B., Amelia Echeverría, Carmen Martínez, Violeta Haniez, Elena Hellmann C., María Moya, Yolanda Cotal, Rebeca Yañez, Lucía Salas, María Isabel Eastman de Edwards, Leoniza Rothgaenger, Marta Hott, Dora Koeppen, Irene Paetz, Betty Galle, Ruth Arend, Olivia Ibarra, Helena Iroumé, Lucía Piedrabuena de Trucco, Gracia Saint Hunneus, Amory Lorez de Heine y tantas otras que hasta hoy dejan huella imperecedera del gran aporte de la mujer en la aviación nacional,
Que hoy son cada vez más las mujeres que luchan por conseguir este mismo sueño iniciado en 1930, el que en la actualidad tiene como destino no sólo sentarse a los mandos de un avión deportivo, comercial o uno militar, sino que el servir a nuestro país desde una de las más demandadas profesiones que requieren gran concentración y espíritu de sacrificio,
Que aún con todo lo avanzado en materia de reconocimiento y equidad, las mujeres en nuestro país y en gran parte del mundo, siguen siendo algunas veces una excepción en desempeñar cargos y profesiones que hasta comienzos del siglo 20, estaban aún, por una u otra razón limitadas sólo a los hombres,
Que, no sólo en Chile y en el mundo de la aviación, esta delicada profesión está en auge, y más aún cada año se prevé que, harán falta cientos o miles de pilotos no sólo en nuestro país.
Que, el reconocer esta especial fecha, no sólo distingue un gran hecho histórico o le asigna la dignidad a una profesión relativamente nueva, sino que esta le asigna valor patrimonial y humano, a las innumerables proezas y hazañas cumplidas por la mujer en este campo,
Que sólo por recordar, algunas de ellas, menciono primero a una legendaria aviadora chilena fallecida recientemente: Margot Duhalde Sotomayor, quien a corta edad partió a Europa para defender la libertad de los pueblos en peligro, y que no siendo aceptada inicialmente, perseveró ante las autoridades, llegando con el tiempo a distinguirnos como raza de chilenos, en lo que ella sabía hacer: “Ser piloto”,
Terminada la Segunda Guerra Mundial, volvió a Chile, donde con tenacidad hizo de su profesión, una forma de vida y de sustento para su familia. Años más tarde, fue especialmente distinguida por muchos países e instituciones, pero será en Francia, la Patria de la Libertad e Igualdad, donde será condecorada nuevamente con el grado de Comendador de la Legión de Honor, en recompensa a una mujer pionera de la epopeya aeronáutica, que puso su vida al servicio de la tierra de sus ancestros, convirtiéndose en la única mujer piloto de las Fuerzas Francesas Libres y por su contribución eficaz al “reconocimiento de la mujer en la sociedad moderna tanto en Europa como en América Latina”.[1]
Otro de los antecedentes a tener en consideración, es que durante el mismo mes de julio, período en el que se propone fijar esta fecha tan especial del “Día de la mujer piloto”, ocurrió otro nuevo y significativo hecho en nuestra historia aeronáutica nacional: El primer cruce en avión, por su parte más alta, de ida y vuelta el que fue efectuado por dos chilenas, Ada Zerbi Marabini de Goycolea y Dora Domínguez García de Picó.[2]
Más tarde en la historia, el ejemplo que nos brindaron en mayo de 2004, María Eliana Christen y Madeleine Dupont, conocidas en aquellos días como las “abuelas voladoras”, al finalizar su hazaña aérea de cruzar el orbe en un pequeño avión que sorprendió no sólo al país sino que al mundo. De esta experiencia una de sus pilotos dijo: “Las mujeres podemos hacer cosas increíbles. Una mujer puede ser invisible, pero juntas son invencibles”.[3]
En el Chile de hoy, podemos encontrar otros muchos nombres y casos asociados que justifiquen esta propuesta. Si sólo nos refiriéramos a la incorporación de mujeres pilotos a las aerolíneas actuales, debemos decir que esto ha sido un proceso que comenzó en los Estados Unidos durante la década de 1970. En nuestro caso particular, la primera piloto de transporte de línea aérea en aviones a reacción fue la Capitán Constanza Riderelli Rousseau, en la actual LATAM, empresa nacional que en la década del ’90, siendo pionera en la aviación comercial en el país confió en contratar a Constanza y sus 15 años de experiencia y las muchas horas de vuelo en el cuerpo. Seguramente sus inicios en la aviación comercial no fueron fáciles, al igual que cuando Margot Duhalde hace muchos años atrás volaba en la desaparecida aerolínea Lipasur, los pasajeros de hoy también se extrañan aún al escuchar por los parlantes del avión, una voz femenina.
Y así podemos mencionar también el ingreso de la mujer, a nuestras Fuerzas Armadas, donde muchas de ellas hoy tienen la opción real no sólo de llegar a ser “distinguidos pilotos de sus respectivas instituciones” sino que hoy pueden guiar también sus destinos para beneficio propio y de todos aquellos que formamos parte de su Patria.
Es por este carácter universal, trascendente, nacional y mundial, que el proclamar una fecha en el calendario nacional que las reconozca en su calidad y condición, une al país tanto en cultura como en identidad.
POR TANTO: Las Senadoras y Senadores abajo firmantes venimos en proponer a la Honorable Cámara de Senadores el siguiente Proyecto de Ley:
PROYECTO DE LEY
Artículo Único: Declárese "DÍA DE LA MUJER PILOTO" a la fecha de calendario nacional, establecida como el 26 de julio de cada año, en honor y reconocimiento a cada una de las mujeres pilotos de nuestra Patria, que sirven y han servido en su profesión tanto en Chile como a través del mundo.
[1] Norberto Traub Gainsborg. “Margot Duhalde Sotomayor”. Revista Aerohistoria N°2/2018. Instituto de Investigaciones Histórico Aeronáuticas de Chile. 2018 [2] Norberto Traub Gainsborg. “A 70 años del cruce ida y vuelta de la Cordillera de los Andes en su parte más alta por dos aviadoras chilenas”. Revista Aerohistoria N°6/2018. Instituto de Investigaciones Histórico Aeronáuticas de Chile. [3] Ministerio de Defensa Nacional. “Las mujeres en la aeronáutica nacional”. 2016 http://www.defensa.cl/media/folletoFach.pdf
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